28 de marzo de 2024

Micronaciones.com entrevista al presidente de la República de Rino Island, Anastasio López, que fue electo el 3 de septiembre de 2022.

 

Su servicio público empezó en el ámbito de la Academia Nacional de Rino Island en 2010, ¿qué valoración hace de la evolución del academicismo micronacional desde esa época hasta hoy día? ¿Cómo cree que evolucionará el entorno académico micronacional en el futuro próximo? ¿Qué planes hay con la Academia Nacional en los próximos meses?

Así es, mi primer cargo fue el de director, desde febrero de 2010 hasta asumir la presidencia propiamente en septiembre.

En ese momento era escasa la actividad académica en las micronaciones en forma global o abierta. Varias micronaciones tenían su producción literaria e investigación, como Timeria por ejemplo, pero no había trabajo conjunto o coordinado.

Por eso mismo le propuse la revista académica al expresidente, y hasta ahora ha funcionado. La innovación es la colaboración real, que se ve poco en el micronacionalismo en general, en todo sentido.

El futuro académico depende de si hay o no una colaboración de los micronacionalistas. Si se limita a esfuerzos propios o internos, será muy poco el avance en el tiempo.

La idea que tengo para la academia es potenciar la actividad académica y la difusión cultural. Para eso necesitamos la participación de los ciudadanos y otros interesados. Si no se logra esto en la próxima edición, la idea es modificar el enfoque y contenidos de la revista, para llegar a un público más amplio.

 

¿Cómo se interesó por el micronacionalismo, y más específicamente, por Rino Island?

Llegué aquí por amistad con Marco (Antonio Rino) y otros de los primeros ciudadanos. Con el tiempo tuve que irme al sur por estudios, pero siempre he seguido aportando a Rino Island.

He seguido por la comunidad de gente que formamos y una buena disposición a colaborar entre todos.

 

En los debates que se han ido sucediendo los últimos meses, usted hizo una valoración muy crítica del micronacionalismo anglosajón, que comparte con otros micronacionalistas, respecto al énfasis que tienen en el rendimiento económico. ¿Cuáles son, a su juicio, las bases del micronacionalismo hispano?

Exactamente. Las «micronaciones anglosajonas» muchas veces no son otra cosa que empresas dedicadas a vender chucherías. Las peores son las de venta de pasaportes y títulos nobiliarios, ya que ellos engañan directamente a la gente ilusa.

Todos siguen el mismo formato, copiado de la denominada «República de Molossia». Un sujeto, generalmente hombre de clase media y pasado militar, que compra una parcela o reclama un territorio lejano, se viste de forma estrafalaria, generalmente parodiando al «tercer mundo», y vende recorridos a su «territorio», falsos pasaportes y títulos, sellos postales cenicienta o monedas de souvenirs como si fueran legítimas.

Nosotros mismos entrevistamos a Kevin Baught de Molossia y en lo personal me decepcionó comprobar que el interés ahí era puramente comercial, nada más. Lo mismo de «Westarctica», que pretendió cobrarnos por la entrevista, o la denominada «Sultanato de Slowjamastan», son meramente empresas, nada más.

Aquí hay varias formas de micronacionalismo, ustedes mismos lo han dicho antes. Las únicas cosas comunes al micronacionalismo hispano son que no hacemos de esto un negocio, y siempre se le da un contenido, de una u otra forma, no es un mero disfraz o farsa.

Hay gente que tiene una simulación política, tipo país virtual o imaginario, reclamando territorio de países soberanos. Generalmente como pasatiempo más que nada, aunque posicionando su forma de ver las cosas, aunque otros son menos serios.

Otros tienen un enfoque más sociológico que nada, reivindicando alguna propuesta política o contenido social, como la República Pelotuciana. Es un avance muy grande, porque implica que situarse en el mundo, y plantearse cómo alternativa real de cómo debe ser un Estado, y no una forma de imaginación.

Están también los clubes sociales, reales y presenciales, pero sin que necesariamente sea político. Es también una forma de salir del mundo, pero con actividades reales y palpables. Ejemplo es Parva Domus, y eso quisimos ser también en nuestros inicios.

Finalmente, estamos los que tenemos un reclamo territorial, que cuestionable o no por ser islas fantasmas es un territorio que no reclama un país soberano ni nadie antes. Y que también tenemos contenido político, y pretendemos ser un Estado, sin hacer de esto jamás un negocio.

 

¿Existe la posibilidad de que el micronacionalismo hispano deje de estar subordinado a la cultura anglosajona? ¿Por qué?

En su conjunto sí. Se mira a las micronaciones anglosajonas cómo ejemplo, pero si se las mira en detalle no son ejemplo de nada. Son empresas y se burlan de nuestra identidad, como lo que ellos llaman «tercer mundo».

Tenemos ejemplos de sobra en la Hispanidad para ver qué es lo que queremos lograr en el micronacionalismo.

¿Por qué se produjo esto? Me parece que tiene que ver con la fuerte influencia de la cultura anglosajona en Hispanoamérica. Si no hay una respuesta cultural fuerte para los chicos que empiezan en esto, es fácil creer que el micronacionalismo son tipos en uniforme militar vendiendo pasaportes.

Hay que partir por revalorizar nuestra propia cultura e identidad. Desde allí pueden nacer micronaciones con formas de Gobierno nuevas, como los reinos con cortes fuertes tipo Navarra, o cacicazgos que revaloricen el mundo indígena.

 

¿Cuál es su valoración sobre la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2022 que se ha celebrado del 6 al 18 de noviembre en Egipto? ¿Qué valoración hace sobre el papel del Estado tradicional en el ámbito del cambio climático?

Me parece que ha sido nuevamente un fiasco. El problema de la contaminación no se resuelve en estas millonarias sesiones en las que los gatos chicos se obligan mucho, pero los grandes felinos siguen vendiendo humo, literalmente. Aquí los grandes contaminantes no han dado ninguna muestra de querer colaborar realmente, solo han atrasado las decisiones hasta la COP 28, prometiendo ayudas a los países más afectados, que somos precisamente los del hemisferio sur.

Los Estados se han quedado en medidas parche y publicitarias, sin abordar el problema de fondo. Siendo más claro, se promueve el reciclaje de plásticos en escuelas, cosa muy buena, pero al final no hay transparencia en los procesos de reciclaje, que muchas veces terminan en que se manda la basura a países pobres, bajo falsas etiquetas de reciclaje. Aquí mismo en Chile se prohibieron las bolsas plásticas, para cuidar el mar, pero solo hizo que las empresas vendan bolsas de plástico aún más duro, para envolver los mismos envases de plástico.

 

En un contexto de intensa polarización en la política y las sociedades de los Estados, ¿hasta qué punto afecta ese ambiente tóxico al micronacionalismo y cómo puede protegerse y ofrecer una alternativa?

Lamentablemente hay ciertos sectores que se han convertido en portavoces de los políticos de turno. Entre los fanáticos de Trump, Bolsonaro, y Biden también, han credo un ambiente muy tóxico entre los nuevos micronacionalistas y sus entidades. ¿Sino cómo se entiende estos bloqueos por el conflicto entre Rusia y Ucrania?

Esto solo es un reflejo de la polarización política global, y la tendencia a la compartimentación de grupos, donde cada uno solo quiere limitarse a estar con los que piensan igual, insultando al que piensa diferente.

 

¿Qué valoración hace sobre Rino Island en estos momentos, teniendo en cuenta la reciente expulsión de ciudadanos que habían incumplido la legislación vigente, qué medidas estudiarán para evitar esos casos en el futuro?

Rino Island está en un punto de inflexión muy importante. Desde nuestra refundación, en el 2017, que no teníamos una crisis interna así, aunque ahora si hay una solidez institucional para expulsar a esta gente y no afectar el normal funcionamiento del Estado. Todo lo que hicimos fue aplicar la legislación pensada para estos casos, por eso en una semana ya teníamos todo listo y los senadores reemplazantes en sus puestos. No quiero que se entienda que alguien ha tratado de sabotearnos, pero se repite mucho una nacionalidad y tendencia política entre las personas que fueron expulsadas. Ante ello vamos a estudiar la situación, y definiremos un cambio importante en nuestras relaciones con las micronaciones y entidades semejantes.

 

¿Qué consejo le daría a los nuevos micronacionalistas?

Que sean originales, en todo sentido, realistas, y ordenados en su trabajo. No copien a otros proyectos ni pretendan reclamar el África entera. Sean ordenados, piensen bien si formar o no una micronación, o sumarse a un proyecto que les resulta interesante o afín, opciones hay muchas.

Por nuestra parte estamos abierto a recibir gente que quiera colaborar, sea seria y transparente en su interés.

 

¿Qué cree que es lo más importante que debe saber la gente sobre las micronaciones?

Primero que existen, y segundo que no son un meme, ni venta de pasaportes o títulos mobiliarios. Que pueden tener una mayor trascendencia, y ser un espacio para la creatividad, y que por puesto que existen en Hispanoamérica, no tienen que ir tan lejos para participar de alguna.

 

¿Qué es lo que más le gusta de ser presidente de una Rino island?

Me gusta liderar un proyecto colectivo con perspectiva y proyección internacional, cultural, educativa, política y social. No se limita a una sola actividad, y por lo mismo tenemos un gran abanico de posibilidades para que la gente se desarrolle y pueda crecer en todo sentido. Tenemos la revista, actividad política e internacional destacada, la academia, y el mismo sitio web publica notas culturales enviadas por los mismos ciudadanos.

 

Para los interesados en la cultura de Rino Island, ¿podría citar dos o tres obras literarias de referencia que expresen el sentir y las tradiciones rinoislandesas?

Con todo gusto. En Italia recientemente se publicó el libro “Le isole dei sogni impossibili” (las islas de los sueños imposibles), del reconocido periodista de guerra Riccardo Bottazzo. Allí recoge muchas historias de aventureros, políticos y micronaciones, relacionadas a islas. Aparece la República de la Isla de las Rosas, y también la República de Rino Island. (Nota sobre este tema: https://dailynautica.com/rubriche/le-isole-dei-sogni-impossibili-un-libro-sulle-micronazioni-sorte-nei-mari-di-tutto-il-mondo/)

Otro libro que nos menciona es “Geheimnisse der Matrix: Wie wirklich ist die Wirklichkeit?” (Secretos de Matrix: ¿Qué tan real es la realidad?), del periodista suizo Luc Bürgin, donde a propósito de las islas fantasmas nos destaca a nosotros y la isla Podestá. Finalmente existen varios reportajes escritos en web sobre nosotros y videos en YouTube, uno de ellos con 250.000 visualizaciones, pero quiero destacar dos bastante buenos y documentados. El medio mexicano Viajeros en Ruta (https://viajerosenruta.com/rino-island-la-micronacion-fantasma/) hizo una detallada revisión de nosotros, con un análisis de nuestra historia muy bueno. Y por otro lado hay una entrevista del diario chileno Tetere (https://tetere.cl/2022/08/16/rino_island_segun_te_tere/) que también es muy agradable de leer.

 

El Partido de la Unidad Nacional Rinoislandés (PUNR) goza de una cómoda mayoría absoluta, ¿qué mecanismos de negociación y acuerdos con los opositores están desplegando? ¿Han recogido alguna propuesta de otros partidos para la acción de gobierno?

Aunque tengamos mayoría absoluta como bien dice, no olvidamos que este es un proyecto colectivo, y aquí no le pasamos máquina a nadie. El Partido Social Cristiano (PSC) y el Partido de los Trabajadores (PTRI) tienen participación en el Gran Senado por esto mismo, e incluso que no forma parte del bloque de la unidad nacional, quienes llegaron al legislativo por la omisión nuestra, y sin haber participado de sesión alguna.

El programa del Gobierno fue una colaboración con todos los partidos, con el PUNR a la cabeza claro está, pero también con aportes del PSC y el PTR. Por cierto, la iniciativa constitucional nació precisamente desde ellos.

Para el próximo congreso ideológico del PUNR invitaremos a todos los partidos que estén constituidos, para que definamos el conjunto el rumbo político del próximo año.

Además tanto doña Francisca Capri, presidenta del PSC y secretaria del Gran Senado, como Marcelo Grodas, del PTR, han sido constantes colaboradores de este Gobierno.

 

¿Cuáles son los principales desafíos a los que se enfrenta Rino Island en estos momentos?

Completar esta transición desde un simulacionismo total, como llegó a ser en 2015, hasta una actividad eminentemente real y efectiva, lo que implica también el rompimiento con algunas entidades en las que toda la actividad es simulada, dígase micronaciones u organizaciones.

Este ha sido el eje de nuestra revolución, desde 2017, y uno de nuestros objetivos nacionales. Ha sido gradual, reformando poco a poco las leyes e instituciones y procedimientos, pero ya con la entrada en vigencia de la Nueva Constitución esto llega al punto cúlmine, donde solo seguiremos colaborando con la gente más seria y constante.

Así mismo vamos a estar reevaluando la participación en organizaciones micronacionales, suprimiendo aquellas inactivas o que no sean un aporte al Estado. Por lo pronto si son mantendremos en aquellas funcionales, como la Comunidad de Micronaciones en Chile.

 

Como micronacionalista, ¿cómo concibe el gobierno y sus responsabilidades frente a la sociedad rinoislandesa?

El Gobierno es una tarea colectiva, no el impulso de un solo dirigente. Si las cosas no tienen un respaldo general son solamente iniciativas personales, y no una expresión soberana. Esto es más palpable en una micronación, pero es semejante en el Estado tradicional.

¿Cómo se expresa esto? En que desde que asumí todos los tratados están siendo votados en el Gran Senado, y ya no los ratifica el presidente por sí mismo. Esto hace más lento el proceso, lógico, pero hace que las decisiones sean realmente representativas.

 

¿Cuál cree que es la función más importante del gobierno?

Es tautológico, pero la función más importante al final del día es esa misma, gobernar. El presidente no es un comentarista de la política chica o de las peleas de Twitter, sino que un Jefe de Estado. Hay que serlo, y parecerlo, y en esto si destaco al micronacionalismo hispano.

No tenemos esos uniformes ni medallas de los otros sectores, pero si hay real compromiso con formas y comportamiento estatal. Mire a la República Pelotuciana, Woultenland, Smyrna, Troncopañya y nosotros mismos, y verá que hay una producción legislativa, administrativa y política real. Eso le da cuenta de la seriedad con la que se desarrollan proyectos que pueden ser muy distintos.

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