Tras varios meses de planificación, Fámira anunció oficialmente su transformación hacia el modelo imperial.
La reciente abdicación del Rey de Fámira ha allanado el camino para esta importante transición. La regencia establecida por el antiguo rey y el sucesor, el Rey Pedro Segismundo, han aprobado la transformación a un imperio unificado, el cual contará con estados vasallos que lo acompañen.
Como parte de la transformación, Fámira contará con estados vasallos que lo acompañen. Estos estados mantendrán cierta autonomía en áreas como la cultura y la educación, pero estarán sujetos a la autoridad central del imperio en temas de política exterior y defensa. El objetivo es mantener la diversidad cultural de Fámira mientras se establece una estructura gubernamental más fuerte.