El recién coronado Emperador de Fámira, Pedro Segisumundo I, ha iniciado un proceso de reformas que podría llevar a la nación hacia una unión religiosa entre la iglesia y la Monarquía, generando controversias y debates en la sociedad.
La coronación del Emperador Pedro Segisumundo I y su promesa de reformas ya comienza a sentirse en todos los ámbitos en la micronación. Una de las iniciativas más controvertidas es la posible unión religiosa entre la iglesia y la Monarquía, estipulada en la Constitución de Fámira en el Título 6.
La propuesta de unión religiosa entre la iglesia y la Monarquía ha generado opiniones encontradas en la sociedad fámirana.
A pesar del debate en torno a la unión religiosa, el gobierno de Fámira continúa impulsando otras reformas. Entre ellas, se encuentra la promulgación de una ley contra la blasfemia y la intolerancia religiosa.
